jueves, 9 de julio de 2009

UNA CONTRADICIÓN A AÑADIR

En el cap. 13, vers. 19 del “Libro Primero de Samuel” dícese que “No había herreros en todo el territorio de Israel, porque los filisteos no querían que los hebreos fabricaran espadas ni lanzas”. Sin embargo, el cap. 20, vers. 2 de “Josué” dice que: “…acudieron a la asamblea del pueblo de Dios: cuatrocientos mil hombres a pie, armados de espada”. A sumar a los “veinticinco mil hombres armados de espada” del vers. 20.

En “Josué” aparece la espada 20 veces: 10 como espada propiamente dicha, 7 veces en formato cuchillo y 3 como sable. En “Jueces”, 6 veces en formato cuchillo y otras 14 como espada, 13 de ellas en el texto madre. Y el “Primer Libro de Samuel” la muestra 20 veces en el texto madre y otra en las notas referenciales.

El contexto donde aparece es siempre o casi siempre el mismo: la carnicería.

Consagraron al anatema todo lo que había en la ciudad: hombres y mujeres, jóvenes y viejos, bueyes, ovejas y asnos cayeron a filo de espada”. (Jos. 6, 21).

Y Yahvé tan contento con sus enseñanzas.

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